martes, 22 de marzo de 2011

No hay padres perfectos

"Padres, no amigos "
El pediatra Aldo Naouri asegura que la expresión “somos amigos” entre padres e hijos es el peor maltrato que se le puede infringir a un niño, porque todo hijo está condenado a amar y odiar a la vez a sus padres para, después, seguir su propio camino.

En palabras de este influyente experto en el mundo educativo francés, no sólo no existen los padres perfectos, sino que “la relación entre padres e hijos no puede ni debe ser horizontal. En un vuelo, al piloto del avión no se le ocurriría, en aras de la democracia, invitar a un pasajero a que pilote. Del mismo modo, es irresponsable ceder el timón de la educación a los propios niños. Incluso es desaconsejable que, cuando les pedimos algo, acabemos cada frase con un ‘por favor’. Los padres odiamos tanto las dictaduras que hemos olvidado que la autoridad es necesaria.”


La consecuencia de una educación demasiado laxa, en la que los caprichos del niño siempre son satisfechos, es la baja tolerancia a la frustración. Si los hijos se acostumbran a obtener todo lo que desean a través de los padres, cuando se hagan adultos no sabrán asimilar las negativas y fracasos.
Un curso suspendido en la universidad, un desengaño amoroso, un despido laboral… Los que han crecido entre algodones no conocen la frustración y, por lo tanto, no reaccionan de forma constructiva ante estos reveses habituales en la vida. En lugar de aprender del golpe, adoptan el papel de víctimas y buscan culpables, dañando a otros o a sí mismos a causa del fracaso.
En casos extremos, estos niños pueden desarrollar en la adolescencia el denominado “síndrome del emperador”, que caracteriza a los hijos que maltratan a sus padres y que se comportan como verdaderos déspotas con ellos."
Es parte de un artículo de la revista la Revista Integral, donde además se analizan las conductas y sentimientos padres e hijos  y ofrecen una serie de consejos.
Un pequeño resumen:

  • fabricar a un tirano:   basta con consentirle todo y no decirle nunca “no” a ninguna de sus demandas, cediendo a cualquiera de sus caprichos.
  • complejo de culpabilidad:  detrás del peligroso deseo de ser perfectos está el complejo de culpabilidad de muchos padres por el poco tiempo que dedican a sus hijos. Quieren compensar la carencia colmando sus deseos y dándoles la razón incluso cuando no la tienen.
  • la rebeldía positiva:  en esencia, educar es enseñarles a ser libres para que asuman sus responsabilidades y cometan sus propios errores. Es un camino que nadie puede recorrer por ellos y los padres sólo deben intervenir en el caso de que haya un peligro manifiesto, como los ambientes cercanos a las drogas o las salidas que pueden implicar accidentes de tráfico. Fuera de eso, debemos darles un espacio en el que poder rebelarse y poner a prueba la realidad. Louis Pasteur decía que la misión de los padres no es proteger a los hijos de las dificultades de la vida, sino enseñarles a superarlas.
  • lo que los padres nunca deben hacer: tan importante como saber lo que hay que hacer con los niños es ser conscientes de los errores que a menudo cometemos en su educación. El pediatra francés Aldo Naouri, tras más de 40 años de dedicación a los conflictos familiares.
Leer artículo La Revista Integral

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